Eterno retorno

En Tres minutos de mar, puede observarse un plano fijo de Montevideo, que invita a la contemplación; y a la reflexión audiovisual, haciendo que la mirada y la escucha por parte del espectador, tengan que intervenir activamente durante el desarrollo del cortometraje.
Tres minutos de mar, se presenta en parte, como un homenaje al film Five, de Abbas Kiarostami, quien a su vez en dicho film, homenajea a Yasujiro Ozu.

En este cortometraje, se conjugan dos filosofías contrapuestas y complementarias, por un lado la filosofía oriental Zen, propia de Yasujiro Ozu, donde se expresa un ejercicio de síntesis de lo esencial de la vida en movimiento. Esta, busca la unión del individuo con el universo desde el interior hacia el exterior o desde el exterior al interior, a partir de la contemplación para alcanzar una unidad, en el instante de la ‘iluminación’, inspiradora del hacer en el arte y en la vida.

Por otro lado, en Tres minutos de mar, ciertas repeticiones visuales y sonoras, invitan a reflexionar acerca del eterno retorno, concepción filosófica del tiempo postulada en forma escrita, por primera vez en occidente, por el estoicismo, que planteaba una repetición del mundo en donde éste se extinguía para volver a crear, idea que fue retomada después por Friedrich Nietzsche en su libro Así habló Zaratustra. En dicho libro, el protagonista descubre esta visión del tiempo y queda desmayado por la impresión. Zaratustra despierta después de siete días de inconsciencia y sus animales lo halagan diciéndole que es el maestro del eterno retorno de lo mismo.

Sólo a través de la realización de que el "eterno retorno" incluye tanto los fracasos como los éxitos logra "despertar" del estado de trance en el que está, sabiendo que, aunque el Hombre vuelva a ser Mono, nuevamente Zaratustra aparecerá para predicar el Übermensch (superhombre o suprahombre), nuevamente se dará cuenta de lo que es el "eterno retorno" y nuevamente despertará.

El valor del concepto de eterno retorno ha sido tan discutido como poco entendido. En general, se le considera únicamente desde el punto de vista cronológico, en el sentido de repetición de lo sucedido. Pocas veces es pensado como uno de los conceptos más poderosos de la filosofía moral de todos los tiempos: obra de modo que un horizonte de infinitos retornos no te intimide; elige de forma que si tuvieras que volver a vivir toda tu vida de nuevo, pudieras hacerlo sin temor. Nietzsche, en su teoría del eterno retorno, nos enseña sólo una cosa: el hombre logrará transformarse en el Übermensch cuando logre vivir sin miedo.

Lograr la comunicación con el espectador de manera sencilla y profunda, con una cámara fija, sin texto, y un trabajo de orfebrería sonora sobre el cual se recorta un instante eterno.